Contiene la Giralda completa con base de apoyo, tres imágenes de los antiguos estados de la torre e instrucciones de montaje. Todo en cartulina resistente.
La Giralda, torre emblemática de la ciudad de Sevilla, es el esplendido resultado de la combinación del arte musulmán con el cristiano (Figura 3). Su nombre procede de la veleta con forma de mujer que la corona: Giralda (literalmente “que gira”) significa «veleta de torre con figura humana o de animal». Con el paso de los siglos, el uso popular de Sevilla les cambia el nombre y se empieza a llamar Giralda a la torre y a la veleta Giraldillo, que son los nombres que han llegado hasta nosotros.
La Giralda mide 104,1 metros de altura (incluida la veleta). Durante siglos fue la torre más alta de España y una de las más elevadas de Europa. A principios del S.XX fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
Construida por los musulmanes como minarete de la mezquita para llamar a la oración, la torre no tiene escaleras, sino treinta y cinco rampas para que el califa pudiera subir a caballo hasta lo más alto y así disfrutar de la hermosa vista de la ciudad. Entonces estaba coronada por cuatro esferas de bronce pulido ensartadas en un vástago vertical (Figura 1) y, al recibir luz del sol, se divisaba a varios kilómetros de distancia.
Un terremoto destruyó las bolas de bronce, y los cristianos, que ya habían conquistado la ciudad, le añaden una espadaña con una campana (Figura 2). Posteriormente, sustituyen esa espadaña por el cuerpo de campanas con la veleta que le dan la forma inconfundible de hoy.
El carácter universal de la Giralda ha inspirado la estructura de muchas otras torres o, sencillamente, la han reproducido. La mayor parte están en Estados Unidos (Cleveland, Miami, Minneapolis, Buffalo, Los Ángeles, San Francisco y Chicago), aunque algunas fueron derribadas. Cabe destacar la de Kansas City -ciudad hermanada con Sevilla-, y una en Nueva York, ya destruida. En España tenemos ejemplos en las ciudades de Carmona, Écija, Lebrija, Badajoz y Tarragona. Y, también, en Lovaina (Bélgica). Como última curiosidad señalaremos que, en la base de la torre, hay varias placas con escrituras en latín procedentes de la Hispalis romana; parece ser que se reutilizaron como material en desuso tras la conquista musulmana.
ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS
Durante el periodo almohade de la época musulmana, Sevilla era la capital de la península. En el año 1172 y para reemplazar la mezquita que existía en la actual plaza del Salvador, se inició la construcción de una mezquita mucho mayor en el lugar en que hoy se encuentra la catedral.
Tenía orientación Norte-Sur, su entrada principal se correspondía con la actual Puerta del Perdón; desde allí se accedía al Patio de los Naranjos, donde se encontraban las fuentes para las abluciones. La estructura de su planta procedía de las mezquitas de Marrakech y Tinmal. Se sabe que en el 1182 se pronunció el primer Jutba o sermón de los Viernes.
La construcción de la torre alminar de la mezquita comenzó en 1184 bajo la dirección del arquitecto Admah Ben Baso, y las obras continuaron de forma intermitente hasta 1195. Con la victoria musulmana sobre los cristianos en la batalla de Alarcos, recibió el impulso definitivo hasta terminarse. Según el cronista Ibn Sahib al-Salá, el 1 de marzo de 1198 se colocaron las cuatro bolas de bronce como remate superior de la torre. Este tipo de terminación recibía el nombre de yamur y se utilizaba con frecuencia para coronar minaretes.
Cuando el rey cristiano Fernando III conquista Sevilla en 1248, consagra la mezquita como catedral con el nombre de Santa María de la Sede. En 1356 un terremoto produce la caída de las bolas, y sobre el 1400 se le agrega a la torre una espadaña.
En 1433 se derriba la mezquita para construir en su lugar la catedral cristiana que se inauguró en 1507 y que, afortunadamente, respetó el alminar musulmán como campanario.
Finalmente, por encargo del Cabildo Catedralicio, el arquitecto Hernán Ruiz sustituyó la espadaña por un cuerpo escalonado de campanas rematado por una veleta de bronce, que representa la alegoría del Triunfo de la Fe. Esta figura, instalada en 1568, está considerada la más grande del renacimiento europeo, y puso fin a la construcción de la Giralda tal como la conocemos en la actualidad.